Era real, ambos estaban en copas, mejor dicho, los cuatro estábamos algo empinaditos. Caminamos y a las pocas cuadras, Tito propuso pasar la noche en el Motel del Centro, cosa que aceptamos al unísono, pues nuestras casas quedaban bastante lejos. Ellos en la pieza 23, nosotros en la 24. Nos duchamos y pusimos cómodos en la cama, dispuestos a jugar a pesar de las copas. Sentimos los golpecitos en la puerta, seguro que eran ellos, dije….. Y así era. Entraron, y yo tapada con la sabana, los salude extrañada. - Mira amigo, dijo Matías, que yo no pueda saborear los jugos de tu mujercita, no significa que tu no puedas saborear los de la mía, además hemos venido, por que Isabel quisiera ofrecerte ese honor. - Será un placer, respondió Tito. Están borrachos, me dije, pero quede tan absorta y confundida, que no atine a decir ni ah. Isabel se recostó en la cama, y pude ver como ella misma abría sus piernas, tomaba los labios de su vagina, abriendo su sexo para que mi marido la viera y fuera por ella. Tito se inclino y perdió su cabeza entre las piernas de Isabel, la que pronto revoleaba los ojos como poseída, sintiendo lo que mi marido sabia hacer, pues era un experto en chuparme la concha. El atrevido de Matías, saco su polla para dársela a mamar a su mujer, así completaban un trencito los tres. Tito perdido entre las piernas de Isabel. Isabel abierta de piernas abrazada a las piernas de su marido chapándole el pingo….. y Matías mirándome con una cara de goce que me enternecía…… tanto, que retire la sabana, abrí mis piernas y lo deje acercarse lo que pudo, el resto me acerque yo para que comenzara a comerme el coño. Lo hacia riquísimo, y verlo allí entre mis piernas, tener a la vista su pijota a la que a mi temperamento conmovió, con su grosor, tamaño y textura. Acaricie primero sus brazos, luego su cabeza, y cuándo estaba por llegar al clímax, lo vi. moverse ágil saliendo de las manos de su mujer para arrodillarse entre mis piernas. Fue un instante de incertidumbre, pero tan fugaz que no llegue yo a recapacitar, pues cuando quise sacar conclusiones ya la tenia toda adentro. Se movio, fornicandome, y le respondí con movimientos prendiéndome de su humanidad. En mi tercer orgasmo, fue que mire al costado, donde mi Tito, prendido de las caderas de Isabel, la clavaba en posición de perrito. Nada le preocupo que estuviera yo allí despatarrada, ensartada por su amigo, más bien, que lo excitaba pues la emprendía fogosamente contra las nalgas de su amante. Matías me puso en cuatro, y me la dio desde atrás, quiso probar el hoyito, pero no se lo di, igual acabo como loco fornicandome con furia. Ese fue el final de aquella visita. Se fueron a su cuarto. Mi marido me abrazo, me beso con gusto a concha de otra mujer, y penetro mi cuevita recién cogida por su amigo. Lo abrace fuerte mientras me llenaba. - Te gusta esto, verdad, hijo de mil putas, te gusto verme cogida por tu amigo, verdad? - Vos bien sabes, que siempre quise que gozaramos todo lo que se pueda gozar. - Pero no tenés miedo que me vuelva una puta?. - Al contrario, te quiero bien putita, para probar miles de variantes. Aquellos chirimbolitos vibradores que traía de vez en cuando, fueron pasando a desuso, y comenzamos a jugar con conchas y vergas verdaderas. Eso mejoro nuestras vidas.
Alle Teilnehmer sind mindestens 18 Jahre alt.