La habitación estaba oscura, apenas se distinguía una tenue luz al fondo procedente de una vela. No se oía nada, nada más que el crepitar de la llama, su respiración pausada y mis sigilosos pasos, cada vez más cerca de ella. La deseaba tanto... Pensaba al mismo tiempo que empezé a acariciar su espalda desnuda, aún enrojecida por los arrañazos que le di hace un par de días. Esa era una de las cosas que más le gustaban de ella, su sensible y pálida piel, tan fina que enseguida se marcaba. Claro que no sólo eso era lo que me atraía a ella como nadie más lo había conseguido. Siempre me pregunté cómo lo hacía: conocía todas mis debilidades y aun así sabía cómo aprovecharse de ellas para conseguir lo que quería. Siempre.
Pero hoy... Hoy más que nunca ardía de ganas por poseerla y usarla a mi antojo, sin darle tiempo a pensar ni a reaccionar. Entonces, empecé a deslizar mis dedos hacia su nuca, la acaricié con ternura y la mordí delicadamente, no quería despertarla... todavía. Agarré su pelo suavemente y comencé a acariciarlo para luego agarrarlo y pegarle un buen estirón a la vez que me acercaba para murmurarle, en tono bajo pero no menos autoritario, al oído: " Gata... quién te ha dicho que puedes dormir?".
Al ver que no reaccionaba, estire más de su pelo consiguiendo que levantara la cabeza de la almohada y le rugí: " Ya veo, ya... Ya te despertaré yo por ti". Así que, sin soltarle el pelo, empecé a quitarme lo que llevaba puesto.Tiré por el suelo los pantalones y luego, le giré la cara para que me mirara, aun con los ojos entreabiertos, y le metí los boxers en su boca. Abrió los ojos de par en par al forzarla a abrir la boca y me miró tan cautivadoramente como siempre que no pude resistirme a clavarsela en el culo. No entró de buenas a primeras, eso ya lo esperaba, pero no desistí hasta conseguirlo. Ella no dejó de gritar, ahogadamente a causa de mis boxers, y, aunque sabía que me excitaba muchísimo cuando lo hacía, no los fingía, a sus gritos...
Sólo bastaba con ver sus ojos, a los que solamente podía decir " No me mires así, como si tuvieras algo de inocente... Que me lo estabas pidiendo!"
Niea