Mi gusto por lo femenino viene de mi niñez, pero como tan inocente chico no asimilaba que esa tendencia no era culturalmente normal, por la sociedad tan conservadora que vivimos en décadas, por lo tanto cuando me dí cuenta de mi predilección por ser femenina, tuve que reprimir mi tan ansiada revolución interna que mi cuerpo y mente demandaban. Los años fueron pasando y ya adolescente de 15, empecé a usar pantys femeninas, bajo mis pantalones, era un escape a la tan desesperante e insoportable restricción que me había impuesto, el sentir en mi piel, esa delicada prenda femenina, me hacía volar la imaginación de sentirme toda una nenita en mi despertar sexual, con los consabidos riesgos que ello implica, en los recreos cuando estaba en el cole, inconcientemente me apartaba de todos mis compañeros de curso, y me iba a sentar lo mas aislado posible, y dar rienda suelta a mi imaginación, soñaba despierto que estaba en el mismo colegio pero la diferencia es que era un cole mixto, y yo era una de ellas, que estaba sentada con mi faldita de uniforme mostrando mis bellas piernas blancas cubiertas por ese nylon transparente y tan hermoso que son las medias, me cruzaba de piernas y conversaba con mis compañeras de clases y siempre en mi imaginación aparecía el inspector de patio, un tipo mayor que controlaba la disciplina de los alumnos en los recreos, y me conversaba haciéndome preguntas sobre mi pololo y esas cosas, a lo que yo respondía muy provocativamente que a mi me gustaban los hombres mayores y no los chicos de mi edad,…¡¡ sentándose a mi lado y preguntando porque me gustaban los hombres mayores, a la vez que su muslo rozaba mi pierna, sintiendo la tibieza de ese contacto, mientras le contestaba diciendo que los hombres mayores son mas decididos y tienen mucha experiencia para el amor que un adolescente, su mano recorría mi espalda llegando a mi trasero, acariciándolo,….¡¡ ( debo comentarles que ese inspector existió en mi cole ) volví a la realidad cuando el timbre de ingreso a clases se hace escuchar,…¡¡ me levanté de mi asiento y la realidad se hizo presente, la rutina diaria y cotidiana,…..
Siempre hacía lo mismo, en cada recreo, hasta que Ricardo ( el inspector) un hombre que infundía respeto por su edad y corpulencia, se acercó donde estaba y con la amabilidad de un padre me preguntó,….. “muchacho te he estado observando y pienso que podrías tener algún problema”,….¡¡ mis piernas empezaron a temblar solas, sentí que la sangre se agolpó en mi rostro, inconcientemente mis manos palparon mi cara, como queriendo esconder el rubor que me ocasionaba que el estuviera a mi lado,…… pregunté Don Ricardo a que se refiere usted con eso??,… replicó de inmediato, es que te he visto que no participas con tus compañeros y te aíslas por completo, ¿tienes problemas en tu casa? Preguntó,…¡¡ y como en mis sueños de todos los días, mi respuesta fue casi calcada,…….¡¡ es que no me gusta compartir con mis compañeros, son muy infantiles y eso me aburre,…¡¡ quedó pensativo, rascándose la barbilla, y dijo la frase de bronce,…… ¡¡ entonces deberías acudir a la biblioteca, leer algún libro para que ocupes tus pensamientos en algo constructivo,……!!,… me dijo,…. Yo pensaba que ante tal insinuación de mi parte, él me diría que me podría enseñar cosas de adultos, pero creo que Ricardo no era de aquellos hombres que “huele” la oportunidad que tiene frente a sus narices,… un tanto desencantada seguí en lo que mis absortos pensamientos me hacían sentir, pero le hice caso y le respondí que iría a la biblioteca uno de esos días.